domingo, 6 de mayo de 2007

LA TOALLA DEL CULO…

Bueno, prácticamente todos conocemos dicho “utensilio”, es algo normal, que podemos encontramos en cualquier baño de nuestro bendito país, pero lo que les voy a contar, es en particular lo que pasa en una vivienda pedrense, más precisamente en su baño, en el baño de mi amigo Juan…

En este baño pasa algo particularmente paradójico con dicha toalla… por que analicemos el siclo que debe que transitar “la toalla del culo” en un caso típico: Vamos a la tienda, compramos una toalla de tamaño pequeño, sin aclararle a la vendedora que es “la toalla del culo”.. llegamos a nuestro hogar, la sacamos de su paquete si esta viniera envuelta en algo… nos disponemos a ponerla en un lugar que sea próximo al bidet de nuestro baño, le damos un determinado uso, que varía según la cantidad de personas que contenga nuestra familia y la cantidad de veces que uno se disponga a hacer del Nº 2 en dicha habitación de la casa, luego de un par de días, la ponemos en el cesto de la ropa sucia.. la ponemos en el lavarropas, la colgamos en la cuerda o la ponemos en la secadora – podemos plancharla si queremos – y la volvemos a poner en el lugar que antes mencionábamos, cerca del bidet….

Esto sería lo normal para el común denominador de la gente, un uso adecuado de dicho utensilio, pero que pasa en la casa de Juan? Por que merece una reflexión?
Parece ser que el siclo en la casa de Juan es distinto, Juan tiene en su cuarto de baño, un pequeño perchero al lado del bidet, lugar donde coloca su toalla para el culo, hasta acá todo normal, pero que pasa… el percherito, a su vez, está cerca de la mesada con la palangana… y con el respectivo toallero donde ponemos la toalla para secarnos las manos y la cara, sigue siendo todo normal hasta acá no? Pro la cuestión es que cuando la toalla de las manos queda muy empapada… automáticamente ponen la toalla que este más cerca… en este caso: LA TOALLA DEL CULO… obviamente que sin lavarla antes, lo más excitante de entrar al baño de Juan, es no saber con que te vas a secar las manos, con que te vas a secar la cara… es realmente emocionante pasar por ese momento, no saber con exactitud si la toalla esta limpita, o si es la toalla con la cual se seco su trasero la abuela Gladys o el hermano Carlos…

En fin, concurrir al baño de Juan, es toda una odisea y es una experiencia inolvidable y altamente recomendable.

2 comentarios:

choronta dijo...

Yo quiero ir a la casa de juan!

Maru dijo...

juaaaaaa


buena anecdota... no recomendable ir pa la casa de juan